Un paraje mágico
Santa Maria de Besora
Las paredes cubiertas de musgo y la vegetación frondosa, propia de un lugar sombrío y húmedo como éste, le acaban de dar su singular aspecto. La mejor manera de conocer este sitio es la excursión, de poco más de cinco kilómetros y unas dos horas de duración, que sale desde el collado de Beví, donde hay un aparcamiento habilitado.
Se trata de seguir los carteles que indican la ruta circular y que, desde el aparcamiento, nos harán adentrar por un hayedo. El sendero, sin pérdida, nos llevará hasta la zona de los sopletes, un área alargada y estrecha, que iremos recorriendo fijándonos en los agujeros y rendijas y poniendo la oreja por si sentimos cómo silba el viento. Notaremos también que el aire que sale de estos agujeros es frío, aunque estemos en época cálida.
Justo cuando salimos de la zona de los bufadors deberemos romper a la izquierda y, más adelante, volver a dirigirnos a la izquierda en una bifurcación con indicadores. Ahora ya estamos en la dirección del punto inicial de ruta, al que llegaremos después de recorrer un área de llanura, con campos de pastos a un lado y bosque a otro.