Una escapada de fin de semana a Granollers en familia

Granollers es capital del Vallès Oriental, capital de tiendas centenarias y capital del comercio de proximidad. Granollers es también un punto de referencia en ferias y desde hace años celebra la Feria de la Ascención, una de las ferias multisectoriales más importantes de la comarca.

Precisamente hemos aprovechado la excusa de esta feria que este año ha estrenado un nuevo modelo con un claro protagonismo hacia la economía verde y circular, basada en la mejora del bienestar de la ciudadanía, la reducción de riesgos ambientales y el consumo eficiente de los recursos para realizar una escapada de fin de semana en familia a Granollers. Como sabéis, todo lo relacionado con la conciencia verde nos interesa muchísimo.

Ya tenéis un buen motivo para visitarlo en fin de semana y redescubrir Granollers.

Empezamos nuestro fin de semana en familia visitando el espacio más emblemático de Granollers: La Porxada. Esta plaza es un punto de referencia de todos sus habitantes, un punto de encuentro y también un termómetro de la ciudad. Aquí siempre encontraréis gente.

En la Porxada nos encontramos la Muestra de Oficios Antiguos, con demostraciones y creaciones en directo. Mirando al herrero podemos contarle a nuestro hijo de tres años todo lo que se puede hacer con el hierro y cómo se trabaja. Evidentemente, de una forma fácil. Le decimos que es como una barbacoa donde se pone hierro, que arde mucho, y que con el hierro se pueden hacer toda clase de formas, como por ejemplo, un dragón. Esperamos que los herreros nos perdonen por esta comparación con las barbacoas.

También observamos cómo se hacían las cestas, se arreglaban zapatos o se construían figuras de dragones, princesas y caballeros.

Seguimos nuestra ruta hacia la Cheese party, un mercado de quesos artesanos que encontramos en la plaza de la Iglesia, justo detrás de La Porxada. Son las 11 de la mañana, pero cualquier hora es buena para degustar todo tipo de quesos: de oveja, de cabra, con hierbas aromáticas, seco, semi secos, más suaves...

Hablamos con los paradistas porque si algo nos gusta, es precisamente el contacto con la gente de la zona y conocer de primera mano sus experiencias. Somos de aquellos que escuchamos a los abuelos en las plazas del pueblo; empezamos hablando del tiempo y acabamos hablando de mil historias. Y de una forma completamente inconsciente, nuestro hijo socializa con todos.

Con la barriga llena y un trozo de queso en el bolso emprendemos la búsqueda del Patufet. Nos han dicho que está escondido en la plaza Folch i Torres, justo detrás del Ayuntamiento. Nil está emocionado. ¿Cuántas veces le hemos contado el cuento de Patufet? Ya hace tiempo que hemos perdido la cuenta.

Y allí lo encontramos, sentado debajo de una col, junto a la cesta donde lleva la comida para su padre. ¡Nil lo observa en silencio, perplejo, y lo que más le llama la atención es que lleva zapatos!
Vamos sin prisa, así que nos quedamos un buen rato.

Continuamos por el centro de la ciudad y vamos hacia el Refugio de la Plaza Maluquer y Salvador. Es, pues, una oportunidad para aprender historia de una forma real, lejos de los libros.

Explicar la Guerra Civil a un niño de tres años es una de las mil cosas que no sabemos hacer. Así que le decimos que vamos a visitar un sitio donde la gente se escondía y que se encuentra bajo tierra. Y evidentemente llega la pregunta: - ¿Y por qué se escondían? Nuestra respuesta fue corta: - se escondían porque debían esconderse. (Ya nos perdonarán todos los profesores de historia).

Hemos visitado bastantes refugios y éste nos sorprendió. Posiblemente porque Granollers es una ciudad grande, nos imaginábamos también un refugio mucho mayor. Sea como fuere, la experiencia de visitar un refugio siempre remueve. Durante la Guerra Civil en Granollers hubo más de una treintena de refugios antiaéreos.

Actualmente se pueden visitar el refugio del Ayuntamiento, de tipo galería, y el refugio de la plaza Maluquer i Salvador, el único de tipo celular que hubo en la ciudad, donde los departamentos están comunicados entre ellos y dan a un pasillo común. La superficie construida es de unos 154 m2 y tiene una capacidad de aproximadamente 450 personas. Conserva uno de los cuerpos de escaleras de acceso a la parte de poniente y un tramo del túnel galería que lo conectaba con la escuela Pereanton, para que los escolares tuvieran acceso directo.

Después de visitar el refugio, vamos hacia la Plaza Lluís Perpiñá, conocida popularmente también como la plaça dels Porcs (plaza de los cerdos). Nos han dicho que hay cerditos en el suelo y pasamos un buen rato tratando de localizarlos todos. Jugar a las pistas y a encontrar algo siempre es una propuesta ganadora.

Por la tarde vamos hacia el Museo de las Ciencias Naturales de Granollers, ¡y bingo! Nil se duerme justo en el momento que hemos conseguido encontrar una plaza de aparcamiento. Cuando salimos de viaje o de escapada de fin de semana, las rutinas son diferentes de las que llevamos en casa, pero igualmente respetamos sus horas de sueño y de siesta. Nunca lo despertamos.

Entramos en el Museo de Ciencias Naturales y lo primero que preguntamos es si tienen algún banco donde podamos sentarnos con Nil para que descanse i haga la siesta. ¡Y qué suerte! En el Museo de Ciencias Naturales hay un jardín con unos bancos, una balsa donde vive una gran colonia tortugas; todo rodeados de árboles y del canto de los pájaros. Casi como en casa. ¡Un oasis de tranquilidad en pleno centro de la ciudad!

Entramos en el Museo de Ciencias Naturales de Granollers y visitamos la exposición permanente en la sala de invertebrados. Actualmente, ¡estamos viviendo una época muy intensa con Spiderman y bingo! En la sala de invertebrados observamos arañas, escarabajos, escorpiones y hormigas, muchas hormigas.

Subimos al piso de arriba donde hay otra exposición permanente: Tú investigas, donde una gran nube de mariposas nos da la bienvenida. Está dirigida a un público familiar y nos acerca a la ciencia, nos despierta la curiosidad por investigar y tratar la naturaleza como si fuera un tesoro. El Museo de las Ciencias Naturales de Granollers es un espacio pensado para niños y niñas, donde tienen diferentes actividades y propuestas en función de la edad para pasar un rato muy entretenido en el museo y con una combinación ganadora: jugar y aprender a partes iguales.

Salimos del Museo y vamos hacia el centro, hacia la calle Anselm Clavé para ver: "La Passallada, ¡una Pase de narices!" Es hora de merendar y tenemos un poco de hambre, así que nos paramos en el Forn de Ca l'Espinassa, uno de las pastelerías de referencia de Granollers, para probar un postre que nos han recomendado: El Rajol. Este postre sólo se puede comprar durante los días de la Fiesta Mayor de Granollers, la Feria de la Ascención y otras fiestas. Si sois fans de la hojaldre, el cacao y los postres dulces, el Rajol os gustará.

Con la tripa llena tomamos la calle principal y vamos subiendo. Las calles del centro, donde encontramos las tiendas, es exclusiva para los peatones, por tanto, podemos pasear tranquilamente por la calle Anselm Clavé. Miremos los escaparates y las casas modernistas con unas fachadas espectaculares hasta que nos encontramos un escenario repleto de familias mirando el espectáculo que acaba de empezar.

Nos integramos dentro del público e incluso encontramos una silla para sentarnos. Rápidamente, la payasa Bleda nos transporta a un mundo paralelo, donde no hacen falta palabras para entendernos, sólo una mirada y una sonrisa.

¡La payasa busca un voluntario entre el público y bingo! Ya tenemos a Sergi, el padre de Nil, en el escenario jugando al tenis con la payasa y con una pala para matar moscas como raqueta. Dejamos el listón muy alto durante nuestro primer día en Granollers.

Empezamos el segundo día de nuestra escapada en familia a Granollers muy descansados. Hemos dormido muchas horas y después de dar la vuelta todo el sábado por el centro, tenemos muchas ganas de caminar por un espacio verde y que nos de un poco el aire.

Nos recomiendan un paseo por el Espacio Natural de Can Cabanyes, que está situado a las afueras de Granollers, casi junto al Circuito de Montmeló. Es precisamente lo que estábamos buscando, un sitio para estirar las piernas y que Nil pueda correr un poco con la bici. Encontramos balsas de agua y un espacio con diferentes juegos infantiles y una tirolina.

El calor ya empezaba a apretar y no queríamos perdernos una visita a Roca Umbert y a la feria Jugar x Jugar. Allá donde vamos, siempre llevamos una caja con Duplos y ahora ya empezamos con los Legos. Así que nada más llegar a la feria Jugar x Jugar vimos una mesa gigante llena de Legos para que los niños y niñas jugaran a hacer sus construcciones. A pesar de ser domingo, tuvimos trabajo...

Nos hemos reservado uno de los platos fuertes del fin de semana para la tarde del domingo. Vamos a la Feria de la Ascención, donde también encontramos mucha diversión y espacios muy pensados para el aprendizaje de los niños y niñas, hacia una filosofía de vida que nos encaja muchísimo: una conciencia verde, tanto en nuestro día a día así como cuando viajamos o salimos de escapada de fin de semana.

Encontramos espacios de empresas que apuestan por una economía verde y circular, que reducen los riesgos ambientales y defienden un consumo eficiente de los recursos.

También descubrimos tractores pequeños y ahí estamos nosotros, haciendo cola para que Nil subda. Después, aprendemos a ordeñar una vaca y justo al salir, Nil nos dice que aquella vaca era en broma porque de las tetas de la vaca salía agua, y no leche. Vamos bien, pensamos nosotros, efectivamente, las vacas dan leche.

No podemos irnos de la feria sin subir a las atracciones. Las ferias son un buen lugar para pactar y llegar a un acuerdo con nuestros hijos, así que antes de subir a las atracciones ya sellamos un pacto con un apretón de manos con Nil. Puede subirse a cinco atracciones que sean de su edad y vivir y disfrutar al máximo estas cinco experiencias. Lo da todo, mientras nosotros lo miramos desde abajo.

Después de estas cinco atracciones le damos las gracias a la feria porque nos lo hemos pasado superbien y también le decimos adiós. De camino hacia el coche, nosotros también nos despedimos de Granollers, una ciudad que hemos redescubierto a través de la mirada y de las actividades que hemos hecho en familia.